Hasta Mayo 2010, 3.431 personas han ascendido a la cima del Everest en un total de 5.070 coronaciones. Muchos de ellos, sherpas, tienen en su haber mas de 10 ascensiones.
Los que encontraron descanso eterno en aquellas alturas suman un total de 216 personas. Se estima que unos 120 cuerpos aun permanecen allí y, dada la dificultad de rescatarlos, lo harán por mucho tiempo mas. Muchos se encuentran en las rutas de escalada mas comunes, por lo que resulta difícil no avistarlos durante una subida. En algunos casos, hay que pasar necesariamente junto a ellos.
Algunos cadáveres tienen incluso mote. “Botas verdes” permanece en la ruta de la cara norte desde 1996.
Fue un escalador indio llamado Tsewang Paljor que murió el 10 de Mayo de 1996 victima de una tormenta que se llevo aquel día la vida de otras siete personas.
Ian Woodall es un escalador británico que se encontraba en la montaña aquel fatidico día. Sobrevivió a la tormenta y llegó a la cima, pero afirma que desde entonces la imagen de “Botas Verdes” no ha dejado de perseguirlo. En 2007, Woodall regresó a la montaña para enterrar a “Botas Verdes” y a Francys Arsentiev: la primera mujer estadounidense que corono el Everest sin la ayuda de botellas de oxígeno (22 de mayo de 1998). A ella le unían experiencias mas trágicas aun. El 24 de mayo de 1998, Woodall subía con una expedición y encontró a la escaladora medio congelada, exhausta e incapaz de completar la bajada tras conseguir el hito mencionado. La asistió durante su ultima hora de vida. Ella no paraba de repetir: “No me abandones”.
Aunque en el 2007 logro enterrar el cuerpo de esta escaladora, no pudo hacer lo mismo con el del indio, así que planea regresar de nuevo para terminar esta misión.
Muy cerca de “Botas Verdes” descansa el cadáver de David Sharp. David murió el 15 de Mayo de 2006 a escasos 800 metros de la cumbre, y al menos 40 personas pasaron a su lado mientras agonizaba, pero nadie hizo nada por bajarle de allí. Su caso fue motivo de una gran controversia.
Otro caso fue el de la alemana Hannelore Schmatz, que murió el 2 de octubre de 1979 tras alcanzar la cima. Quedo sentada para siempre en el hielo, con los ojos abiertos y el pelo ondeando al viento. Durante años, quienes tomaban la ruta sur se topaban necesariamente con ella. En 1984, dos nepalies trataron de rescatar el cuerpo y murieron en el intento. Finalmente, los vientos arrastraron los restos de la alemana ladera abajo.
Otros muchos cuerpos continúan en la Cima del Mundo, mostrando claramente el precio que tiene un sueño.
Fuente: Inner
Muchas gracias por escribir este - una pieza muy interesante y triste de la escritura...
ResponderBorrarlos que an visto estos cadaveres de ven aver sentido panico y los que an llegado a la sima yan muerto tu von que sentirse feu
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